Otra sesión más de quimio,
joder, después de todo lo que he luchado en la vida tener que verme así con la
vía puesta, vamos, el gotero, y ese líquido que me está matando para devolverme
la vida, qué cosas. El pelo ya lo perdí en el campo de concentración de
Mauthausen, era joven, pero el horror que contemplé en aquellas canteras
infernales me dejaron como a un niño pelón, nunca más volví a lucir mi fuerte e
indomable pelo negro. Dijeron los médicos que fue por culpa del trauma, bueno,
ahora no tengo que lamentarme como mis compañeros de sala por verme además de
demacrado, calvo. Siempre me pongo nervioso el día antes de ir al hospital, con
lo que yo he sido y he sufrido me veo a estas alturas atemorizado por los vómitos
y las diarreas, para distraerme ayer puse la tele y vi una película que me dio
que pensar. Eran dos tipos mayores con cáncer que ante las malas perspectivas médicas
deciden hacer todo aquello que les hubiera gustado hacer en la vida y que no
hicieron. Aunque la película deja claro que hasta para eso hay que ser
millonario, menos mal que el negro de clase media dio como compañero de cama
con el blanco rico sino el film hubiera sido menos entretenido, no es lo mismo
ir a Piesjuntos de abajo que al Himalaya, bajar de la cuesta de enero indemne
que cenar en restaurantes exclusivos y prohibidos al pueblo llano. Mientras veo
bajar el medicamento me da por ponerme a pensar en la dichosa película, en
aquellos viejos que en sus últimos momentos sólo pensaron en disfrutar y en
arreglar sus miserias personales, yo si me viera en el trance haría grandes
cosas pospuestas por irrealizables, por miedo a represalias a los míos. Sí, la
familia me volvió vulnerable y luego la rutina de los días huyendo del horror
que asomaba por la noche en mis sueños. Es curioso, desde que me diagnosticaron
este cáncer no he vuelto a soñar con mis compañeros, arrastrados todavía vivos
como despojos humanos a los hornos. He recuperado mis sueños de juventud, de
revolución, de justicia social, de acabar con caciques explotadores y
violadores, con el analfabetismo, con curas oscuros llenos de maldad, con la
miseria y el hambre de los desposeídos por un sistema feudal. Ver la tierra en
manos de los que la trabajan.
Hoy el médico no me ha dado
buenas noticias aunque me hace seguir con el tratamiento, me veo como una
cobaya, pero no quiero sentir pena de mi mismo, he vivido y sobrevivido muchas
vidas y muchas vidas viven en mi y esas vidas merecen haber sido vividas por
algo. Ahora miro el mundo que me rodea y contemplo como hasta en los peores
momentos pensamos en salir adelante, en nuestra lucha individual por la
supervivencia. Me miro a mi mismo bien vestido, con un frigorífico lleno en
casa, con una pensión no muy digna pero junto a la que me mandan de Francia no
me puedo quejar, con una tele plana que me regalaron mis hijos a los que pude
dar estudios gracias a los dos trabajos que tenía y al de mi mujer, con una vivienda
propia y me doy cuenta de que he estado ciego pensando que con eso había
prosperado, que mi lucha había concluido porque mi situación era la de un señor
comparada con la de mi padre. Ahora miro a mis nietos y veo en ellos lo que yo
sentí cuando tenía su edad, ese afán de cambiar las cosas, no en todos, mi Raúl
sólo piensa en ir de botellón, pero no pierdo la esperanza porque el 15 de
octubre me acompañó a la manifestación y era el que más gritaba. Veo en ellos
esa desazón por un mundo sin futuro, donde nada cambia porque los mismos que
mandan, que no gobiernan, ahora le llaman democracia a lo que tenemos aunque
como bien se corea no lo es. Cada vez que puedo salir a una de estas manis como
dicen los jóvenes y veo una tricolor me quedo pensando en mis compañeros y
compañeras caídos en el frente español, en la resistencia francesa, en los
campos de la muerte, aquí y allí, en la clandestinidad más tarde. Privación de
libertad, tortura, hambre y muerte, y como ya no controlo como antes se me
escapan unas lágrimas de a puño que me apresuro a secar con mi pañuelo para que
no piensen que soy un viejo llorón. Nuestra lucha sigue viva y yo me había
dejado adormecer en el llamado estado del bienestar, ahora malestar social
porque de seguir así las cosas los que estamos en esta sala seremos unos
privilegiados por haber accedido al tratamiento. Volveremos a los tiempos del
que tiene vive y el que no se jode, y no es que no hubiera pobres hace unos años
pero no veía en ellos los rostros de mis hijos en paro o mis nietos que no podrán
pagarse la universidad el día que falte mi pensión. Lamento haber estado tan
dormido, siento como si hubiera desperdiciado parte de mi tiempo, no era cierto
que yo ya había cumplido y nada más podía hacer, sigo siendo útil.
Al salir del hospital me he
encontrado con una compañera de los primeros años de clandestinidad, ella me ha
reconocido a mí, dice que por la calva y se ha reído con todas sus fuerzas, por
un momento me pareció que no éramos dos viejos enfermos, ha sido un encuentro
muy fructífero y todo gracias a la película que ella también había visto.
Voy a mi sesión de
radioterapia, tengo el pecho requemado, a estas edades va y me sale un cáncer
de mama, cuando me lo dijeron pensé que eso era cosa de más jóvenes, pero no, a
mis 85 años aquí estoy intentándolo, lo deje correr durante un tiempo, no le di
importancia a aquel bultito y mira por donde la lata que me está dando. Me
acuerdo de las caras de terror de las compañeras que esperaban conmigo el
veredicto tras la biopsia, distraían el miedo preocupándose por el aspecto que
tendrían sus senos si tenían que ir a quirófano, una de ellas decía que con lo
mal que estaba la sanidad igual no hacían reconstrucciones y yo para romper el
hielo les dije: pues es una lástima, con la ilusión que me hacía a mi unos
pechos de esos que no se caen y ahorrar en sujetadores, que la pensión no da
para nada. Todas rieron. Reír siempre fue una magnífica terapia para mi y
procuré llenar de humor el horror, me acuerdo de la vez que me detuvieron y me
llevaron a la DGS y me golpearon tanto que vi doble durante un tiempo, eso fue
al conseguir abrir los ojos. Cuando me tiraron en aquel tétrico sótano con mis
dos compañeras a las que tanto dolor me causaba oír gritar cuando se las
llevaban, les dije con media lengua, bueno, no os preocupéis, así me ahorraré
al menos ver sus asquerosas caras e intenté sonreír como pude, por un momento
dejaron de llorar. Me vejaron, me violaron y me orinaron encima en la última
sesión de la que no me sacaron nada, porque cada vez que me daban un puñetazo
pensaba en mi padre fusilado, en mis dos hermanos asesinados en el monte, en mi
prima adolescente paseada después de exhibirla rapada, con toda la falda
manchada y apestando a la mierda que era aquella gentuza vestida de azul. Pensaba
en la locura de mi madre en aquel pueblo francés donde nada entendía, ni nada
quería entender. Apretaba los dientes para que no se me escapara nada, mis
dientes agarrándose a la vida y a la lucha, es curioso que los conserve todos,
muy pequeños, desgastados de tanto apretarlos, pero resistiendo conmigo.
Mientras esperaba me fueron
asaltando todos estos pensamientos, me los había traído a la memoria Manuel. Qué
encuentro más oportuno y entrañable. Hemos quedado para vernos en una semana,
en su casa, porque quería hablarme de unas cosas que le rondaban por la cabeza
y algo me dice que son las mismas que me rondan a mi y a Liberto, un amigo de
la residencia que está hasta el moño de la diálisis, él dice que le queda poco
y se ha negado a ponerse en ninguna lista para recibir un riñón, que él siempre
ha luchado por mejorar la vida de los demás y que un órgano nuevo en su viejo
cuerpo dice que sería un malgasto y una carga para su conciencia que no podía
permitirse. Así ya seremos tres.
Cuando se lo conté a Liberto
se removió en su silla de ruedas, él también había visto la película y pensó en
como habían malgastado el dinero y el tiempo aquellos dos, bueno, el rico vivió
más y mejor, como siempre había sido desde que el conocía el mundo. Al que no
tenía tanto para compensar el guionista le dio el consuelo de una familia y con
la moralina de las películas americanas le arregló la vida al millonario ayudándole
a recuperar a su hija. Es aquello de los ricos también lloran, consuélate
pobre, lo que no le explican al desgraciado es que la mayoría de las veces lo
hacen de felicidad.
Aurora siempre conseguía
alegrarme el día, con su eterna sonrisa, sus chistes escudo para protegerse de
lo malo del mundo con nuestras risas, es estupenda, yo que sólo tuve ojos más
que para una mujer, la República, me hubiera casado con Aurora sin dudarlo un
momento, lástima que sea lesbiana y como ella dice con el cartel de cerrado por
motivos de corazón cansado. Amor ya no más, amistad toda, suele decirme.
Estoy deseando que llegue
el miércoles próximo, ese día no hay limpieza de circuitos y podré conocer a
Manuel, aún con esta sangre sin depurar que sigue siendo tan roja como el
primer día me pongo negro de pensar en la que está cayendo y en lo que se nos
viene encima. Eso debe ser la herencia de mi padre libertario, rojo y negro,
que me enseñó que el saber era lo más importante, que el hombre y la mujer eran
iguales y libres y me inculcó el respeto a los demás siempre que no fueran
fascistas, entonces se le desataba la lengua y tiraba los muros de las iglesias
con sus blasfemias, eso también lo he heredado. Y yo es que me cago en dios
cada vez que veo la fecha que han puesto para las elecciones, como gane el PP
el día que el hijo puta de Franco murió se cierra el círculo, esto es la
hostia, y digo yo que para esta mierda de democracia para que habremos pasado
tantas calamidades y hemos llevado tantos palos. Cuántos compañeros dejamos atrás,
tíos y tías cojonudos que levantarían este circo dando puñetazos sobre esta
farsa. Yo no voy a los homenajes a llevar flores, no sé en que cuneta está mi
padre tirado, pero que no me lo saquen de ahí sino van a hacerle justicia, sin
juez que acredite que allí hubo un crimen, el asesinato de la mejor persona que
he conocido en el mundo, que no me lo toquen y aunque no abracé sus ideas
siempre estuvieron tan presentes en mí que los compañeros me llamaban el
anarquista tricolor. El día que yo vaya a ver los restos de mis padres que sea
para decirles que aquello por lo que lucharon por fin lo hemos conseguido, otra
cosa haría que se me cayera la cara de vergüenza, por habernos acomodado en
este pesebre en que nos han puesto y no sólo para comer de su mano sino para
ocupar el lugar que ellos quieran al antojo de sus necesidades, o sea, que
formamos parte de un belén donde sólo hay burros y ovejas. Pero antes de irme,
antes, algo tengo que arreglar.
Manuel estaba inquieto,
contento y con muchos ánimos, acababa de irse la asistenta social a la que había
engatusado para que le comprara café y unas pastas, por un día se iba a olvidar
de la tensión y la diabetes, así lo habían acordado los tres, tarde de
desenfreno de cafeína y azúcar, un encuentro como este había que celebrarlo. Se
había puesto el uniforme de capitán de la República, se lo había hecho su mujer,
porque el suyo acabó sus días en el campo de Argelès, era lo único que podía
agradecer a su enfermedad, porque años atrás no habría podido meterse en él.
Sonó el timbre y al abrir la puerta se encontró a Aurora con su boina, que le
dijo que estaba estupendo con el uniforme y que ella no se había puesto el
traje de Mata-Hari porque lo tenía en la tintorería, Liberto iba con su bastón
y con una insignia colgada del bolsillo, bastón que casi se traga el taxista
cuando le preguntó que si era de la División Azul. Liberto sentenció, después
de contemplar agradecido que Manuel vivía en un bajo: con la República todos
los edificios tendrán ascensor por decreto ley.
Aquella tarde no había
dolores, sólo ardor de corazón y la juventud corriéndoles de nuevo por las venas.
Todos estaban ansiosos por
poner en común sus planes. Liberto fue el primero en tomar la palabra, desde
que se había enterado de que el príncipe y la Letizia iban a ir a su residencia
de ancianos a hacer un bolo vivía como en una nube, no se lo podía creer. Había
revivido la escena una y mil veces, él en primer plano mordiendo la mano del
hijo del vividor impuesto por el dictador y diciéndole triunfal: tengo
hepatitis majo. Se emocionaba y no paraba de reír. En la farmacia le habían
preguntado porque se compraba dos tubos de fijador para la dentadura postiza y él
no pudo evitar volver a sonreír mientras pagaba, no podía arriesgarse a que le
saliera la dentadura postiza disparada. La mitad de la dentadura se la
arrancaron a puñetazos en una sala de tortura así que decidió extraerse la otra
mitad y desde entonces su dentadura era su mejor amiga. Remató diciendo: eso
será el 18-N. También le obsequiaré con mi mejor repertorio de insultos y
cuando se me lleven los escoltas en mi silla de ruedas gritaré con el puño
levantado: ¡Viva la República!. Por si los asquerosos de la prensa no lo ponen
Aurora lo grabará todo con su cámara disimuladamente y Tadeo que domina esto de
las redes sociales, como él dice, nos lo colgará en el Estuve. Él tiene
muchas novias de treinta en la pantalla que le mandan unas fotos que le hacen
muy feliz, él les pone las fotos de Ernesto, el enfermero de noche, que los
fines de semana hace bailes eróticos para señoras, está hecho un fenómeno. Y en
la jornada de reflexión colgaré otro vídeo explicando el porqué de la acción y
no voy a dejar títere con cabeza.
Manuel dijo: yo soy más
ambicioso, he estado pensando un plan pero me falta un detalle material para
llevarlo a cabo. Ya lo he hablado con algunos camaradas del barrio y pensamos
que con unos cuantos contactos más podríamos hacer una buena incursión, como en
los viejos tiempos. En casi todos los colegios las urnas y las papeletas las
llevan el viernes por la tarde porque el fin de semana en este país es sagrado,
quien lo tiene. Pues bien, no llamará la atención que los abuelos que van a
buscar a sus nietos como cada día con la excusa de la próstata entren a usar el
lavabo y se acerquen a las aulas electorales, escondan las papeletas oficiales
y en su lugar dejen unas que pongan monarquía y otras república, con la
pregunta ¿Usted qué quiere? ¡República! corearon los tres y rieron. Pero me
falta dinero para hacer las papeletas y no sé cuántas serán porque la voz se ha
corrido y hay mucho abuelo cabreado y con mucha memoria.
Ahí intervino Liberto: por
el dinero no te preocupes, vendí unas tierras hace unos años que me había
comprado por motivos sentimentales en mi pueblo a mi vuelta a España y el cabrón
del alcalde hizo un campo de golf en aquel secarral y tuve que vender y entrar
en el sucio juego de la especulación porque no quería regalarle el terreno al
nieto del falangista que paseó a mi tío. Así que ya tienes socio anticapitalista
con el riñón cubierto aunque defectuoso.
Prosiguió Manuel: con las
cosas de ordenador y con la imprenta me ayudará mi nieto, el que sólo vive para
la fiesta, es buen chaval y no soltará la lengua porque sino le digo a su padre
que el niño sólo se fuma Ketama entera, si hombre, los porros esos.
Los dos hombres fijaron su
vista en Aurora que aún no había abierto la boca. Esta dijo por fin con cara
divertida: lo mío quizá no es tan elaborado como lo de Manuel pero creo que
causará impacto si conseguimos que tenga difusión. Mirad, la reina presentará
un acto el lunes anterior al 20-N a favor de la investigación médica contra el
cáncer, lo hará en unas dependencias de la universidad de medicina. Me lo
comentó mi doctora, es chilena y su abuelo fue brigadista y murió en el frente,
su otro abuelo fue uno de los que pudo subir a bordo del Winnipeg, hacia el
paraíso como él decía. Ella me comentó que llevarían a pacientes con su lacito
rosa para que la reina las saludara y la prensa lo recogiera. Yo le dije que quería
ir a ese acto y ella me preguntó que como era eso, al ver que era persona de
confianza, republicana y a punto de perder su puesto de trabajo por los
recortes, le expuse mi plan y aceptó emocionada. Ella me introducirá en la
lista de los pacientes y su novio que tiene un amigo detective le dejará una cámara
de botón con la que grabará mi actuación por si no dejan pasar cámaras. Se ve
que tenemos que subir al escenario para recibir un aplauso por nuestra lucha
contra la enfermedad y dar una imagen más humanizada de la sanidad. Pues bien,
dejaré caer mi vestido ancho de tirantes y me quedaré como mi madre me trajo al
mundo. Con la ayuda de la hija de una amiga de la cárcel que es maquilladora señalaré
las marcas de tortura que tengo en el cuerpo y pondremos fecha y nombres de los
represores que me lo hicieron. Ante el pasmo general acusaré a la hija de la
nacionalsocialista de cómplice de la impunidad de una corona manchada de la
sangre de muchos de los nuestros. Gritaré a todo el mundo que soy una víctima del
franquismo que no ha recibido justicia y que esta democracia es una farsa
porque los derechos humanos sólo se aplican a los que les interesa al estado.
Si ETA estuviera activa y me diera un tiro tendría la consideración que me han
negado, la indemnización que no recibirán los míos e igual podría incluso
sentarme en la mesa de decisiones aunque fuera a título póstumo. Estoy hasta
los ovarios. Se me olvidaba, puede que consigamos que algún estudiante coloque
en la proyección por encima de la cabeza de los ponentes, una foto de la Sofía
con Franco. Estoy nerviosa pero creo que si esto lo hacemos bien tendrá su
repercusión. Tadeo también me ayudará a difundir las imágenes, a su edad dice
que tiene muy pocas emociones y que le gustaría aparecer en los papeles, así
por fin podría salir del armario informático catapultado por la fama y alguna
de sus amigas podría aceptarlo tal como es, sesentón, barrigudo y calvo.
Todos convinieron en que
las ideas eran estupendas, que tenían que ser cautos y no explicar a todo el
mundo los planes, pero que sí que había que hacer correr la voz a los dignos de
confianza, porque igual que a ellos a otros se les podría ocurrir acciones
parecidas para la semana anterior al 20-N. Decidieron bautizar la operación
como la Revolución de la Experiencia.
El lunes 14 empezaron a
sucederse por toda la geografía del estado hechos aislados reivindicativos y de
denuncia, la primera en salir en prensa fue Aurora desnuda con sus heridas a la
vista y su puño levantado mientras acusaba a la reina de usurpadora de la
voluntad del pueblo. El YouTube echaba humo. Por la tarde un grupo de hombres y
mujeres de gran experiencia se desnudaron delante de las puertas de varios
hospitales para denunciar como estaba la sanidad pública y exigiendo sus prótesis
de rodilla después de más de tres años de espera. El martes aparecieron varias
vallas publicitarias donde se podría leer lo llaman democracia y no lo es, se
habían contratado con la colecta de una residencia de ancianos bajo nombre
falso. Ese mismo día un grupo de experimentados tras llamar a la prensa se
presentaron en un colegio con sus nietos de las manos con unas grandes orejas
de burro y un cartel donde se leía “así quiere el capital a los hijos de los
trabajadores”, acto muy aplaudido por los presentes y los profesores, así que
se animaron y tomaron las aulas nietos y abuelos y se lo pasaron en grande
cantando la versión libre del Himno de Riego. El miércoles la Experiencia se
envalentonó y tomó varias oficinas de empleo pidiendo trabajo para sus hijos y
nietos, por la tarde se empezaron a dar las primeras asambleas en los centros lúdicos
para la tercera edad, en muchas de ellas se decidió retirar los ahorros y
domiciliar las pensiones en la banca ética, quien no tenía una cerca dijo que
antes en un calcetín que se lo llevara Botín. Liberto empezó a ponerse nervioso
por si los principitos suspendían el acto ante la Revolución de la Experiencia,
pero la agenda no se modificó, eso a pesar de que los actos reivindicativos se
seguían sucediendo. Un grupo bien organizado entró en el Pazó de Meirás y
expropió todo lo que pudo con unos camiones, que para eso lo había pagado el
pueblo, otros enmascarados con bastón robaron el fajín de Queipo y le metieron
fuego en la pila bautismal de la catedral de Sevilla, en la puerta de la casa
de Fraga apareció la pintada de ASASINO. Las ciudades empezaron a aparecer
empapeladas con un “Únete a la Revolución de la Experiencia, el límite tu
imaginación”. En el Museu Olímpic de l’Esport aparecieron pintadas de “no volem
feixistes als edificis públics” y cientos de fotos de Samaranch con el uniforme
de falange y el brazo en alto. Aquello era imparable. El jueves apareció la
tumba de Franco y José Antonio destrozadas, los restos mortales fueron enviados
por Seur 24 horas a sus deudos. Los experimentados no tenían miedo de nada, lo
que empezó siendo una cosa anecdótica e incluso simpática para algunos políticos
de la llamada izquierda, ya empezaba a inquietarlos, empezaron los mensajes de
llamada a la calma, de respetar la democracia, de ceñirse a las reglas del
juego, las mismas que le habían dado por donde uno expulsa sus miserias del
cuerpo durante más de 70 años.
El viernes Liberto triunfó
y su dentadura bien agarrada a sus encías dejaron una marca indeleble en el que
si él podría evitar no sería nunca rey, cuando le pusieron el micro delante
dijo: sólo lamento no tener la rabia. Qué día de gloria. Un cincuentena de
experimentados entraron en un restaurante de lujo con sus banderas republicanas
y cercaron a Bono en una mesa mientras comía con un banquero y un obispo, gritándole:
¡esta bandera es la democrática y verdadera!. Al mitín de final de campaña del
partido socialista fueron centenares los que sacaron sus banderas exigiendo la
república y justicia para los represaliados del franquismo, eran tantos que no
pudieron acallar sus voces. El sábado de reflexión varias concentraciones
espontáneas con banderas tricolores, rojinegras, rojas, todos antifascistas y
anticapitalistas se reunieron en las sedes de los partidos que juegan al
bipartidismo, a unos increpando a otros increpando y demandando por si aún no
se han quedado sordos del todo. El grito más coreado era: si este es vuestro
sistema nosotros somos antisistema. Un frente popular de pelos blancos que fue
creciendo porque los jóvenes se sumaron y aquello si que era la fiesta de la
democracia.
El domingo, el golpe de
gracia, para sorpresa de Manuel eran cientos de colegios donde aparecieron sólo
papeletas donde se preguntaba ¿monarquía o república? ¿capitalismo o
anticapitalismo? ¿independencia sí o no?…… Las elecciones tuvieron que ser
anuladas, se abrió un debate que sacó a más gente a la calle, no es que
salieran de sus casas sino que no se entraba, la derecha más allá de algún
garrotazo de alguna vieja gloria del movimiento estaba tan desconcertada que no
supo reaccionar, no se podía pegar a tanto anciano sin levantar ampollas, la
monarquía se tambaleaba, sobretodo después del bofetón que Felipe le dio a
Liberto mientras le gritaba: ¡viejo loco!
Manuel, Aurora y Liberto habían abierto una
puerta a lo que ellos habían soñado ver antes de morir y aunque estaban en el
umbral del fin podrían decir con orgullo y satisfacción que ahora sí que
se iba a producir el tan cacareado, traído y llevado cambio y que el Borbón iba
a coger el avión. Porque cuando no tienes nada que perder sólo queda ganar.